Por qué el flatsharing sigue siendo una alternativa en cuanto a vivienda en Latinoamérica
Las rentas compartidas son cada vez más comunes en la región, principalmente en México, el país donde más rápido crece esta práctica, de acuerdo con Roomgo
Conforme las ciudades crecen, la necesidad de vivir en zonas más céntricas de forma asequible se vuelve crítica para miles de latinoamericanos. En este panorama, Roomgo, la comunidad de flatsharing más grande en línea, ha identificado que vivir con roomies sigue siendo una tendencia a nivel regional, ya no sólo entre millennials —adultos jóvenes que tienen entre 24 y hasta 38 años—, sino también para grupos de edad cada vez más diversos.
“La razón es que las rentas compartidas resultan un estilo de vida más inteligente que brinda mayor flexibilidad financiera ante un mercado inmobiliario cambiante”, opinó Catalina Undurraga, country manager para México de Roomgo. “A la vez, dividir los costos con tan solo otra persona más permite reducir a la mitad la inversión en el costo de vivienda, lo que no solo hace más asequibles ciertas zonas de la ciudad, sino que contribuye a tener mayor capacidad de planeación y ahorro”, agregó.
La muestra de la creciente popularidad del flatsharing puede verse en el incremento de usuarios en la región. Tan sólo Roomgo registró un aumento de 15%, a lo largo de Latinoamérica, mientras que en México la cifra asciende hasta 21% más usuarios. Esto revela, a su vez, que nuestro país es el que reporta un crecimiento más rápido a nivel regional.
Asimismo, una de las razones por las que continúan optando por alternativas de flatsharing es que, al existir plataformas que simplifican el proceso, constituye una medida confiable y gratuita de rentar sin complicarse en la búsqueda de arrendadores o compañeros de cuarto, y hasta en los trámites necesarios.
Por otro lado, la manager indicó que una de las tendencias más destacadas en el flatsharing en Latinoamérica es que ha dejado de ser una opción sólo para estudiantes o adultos jóvenes, sino que ahora es una práctica que crece notablemente en otros grupos. Con relación al año pasado, los usuarios entre 45 y 54 años aumentaron 10%, además de que el segmento entre 55 y 64 años creció 21% total y el de adultos mayores a 65 años aumentó 22.35%.
Estos incrementos, aseguró Catalina Undurraga, demuestran que el flatsharing no sólo es una alternativa económica, sino una forma de construir experiencias, además de que atiende a cada vez más nichos que pueden beneficiarse con esta práctica.
“Desde profesionales que se quedan por períodos relativamente largos de trabajo y que no ven en otros tipos de estancia, como hoteles, una alternativa cómoda o costeable, hasta adultos mayores que viven solos y desean un compañero para aprovechar espacios en sus casas, dando alternativas más baratas para estudiantes. El mercado es cada vez más diverso, haciendo más accesible y fácil la vida en las grandes ciudades latinoamericanas”, concluyó.